Siempre posteaba fotos en idílicas playas, con ropa de marca, presumiendo su lindo cuerpo, y su lindo rostro buscando siempre aumentar sus “likes” y que todo el mundo la adulara. Era el motor que movía su vida, sólo vivía para ser admirada, hasta que se dio cuenta que todo eso no tenía sentido y su vida era vacía.
“Para ser realista, he pasado la mayor parte de mi vida siendo adicta a las redes sociales, la aprobación social, el estatus social y mi apariencia física. Estaba consumida por ello. ¿Cómo podemos darnos cuenta de nuestros propios talentos si no dejamos de fijarnos en los demás?», escribió Essena en el ultimo post de su cuenta de Instagram.
Ha confesado que cada una de las fotografías que posteaba llevaba un trabajo preparatorio exhaustivo, es decir, ninguna fue instantánea. Quería aparecer perfecta en cada una de las fotografías, hasta el punto de exasperarse con su familia y dañar sus relaciones familiares. Nada fue verdad y por eso ha pedido perdón por engañar “Somos una generación de cerebros lavados; pero, no lo hacía conscientemente, estaba obsesionada con gustar a los demás”.
Con el afán de motivar a los adolescentes de dejar la obsesión de tomarse selfies y estar pendientes de los likes y los follows y de todo lo que pasa en la red de los amigos, Essena creó una pagina web llamada Let´s be game changers (Cambiemos el juego) en donde confiesa todos su sentimientos y comparte su declaración de principios: veganismo, salud mental, física y espiritual y cuidado del planeta.
Lo irónico de todo esto es que ahora los “gurus” del marketing se están preguntando si todo esto no es una estrategia publicitaria, pues ¿alguno de nosotros había oído antes el nombre de Essena O´Neill? El salto a la notoriedad mundial ha sido sorprendente y sus fans la seguirán a su nuevo blog.
No podemos negar que su decisión es positiva para llamar la atención en la obsesión que pueden acarrear las redes sociales, ya que, las personas (especialmente los adolescentes) se ven afectados por este tipo de cosas. Un estudio reciente de la Universidad de Missouri sobre la influencia que tienen las computadoras, internet y las redes en el comportamiento humano, fue contundente al concluir que el incremento de su uso da como resultado sentimientos de celos, de querer vivir una vida que no es la suya y por consiguiente depresión.
Independientemente de las intensiones de la modelo australiana, hay que aplaudir el valor de decir la verdad y de traer a colación un asunto importante y de hacernos ver que no todo lo que brilla es oro en las redes… por si no lo sabíamos.