Los investigadores han desarrollado robots voladores del tamaño de un insecto los cuales tienen la capacidad de posarse en objetos que utilizan la electricidad estática con el fin de ahorrar energía y prolongar los tiempos de vuelo.
En un informe de la Universidad de Washington, se detalla el trabajo de un equipo de expertos en robótica de Harvard y un ingeniero mecánico de la Universidad de Washington. Los pequeños drones, llamados RoboBees, emplean un electroadhesivo conmutable que les permite aterrizar en materiales tales como vidrio, madera o en una hoja.
“Imaginen solamente en posarse como un aterrizaje sin una pista de aterrizaje. Las aves, los murciélagos e insectos lo hacen”, dice un video de la Science Magazine mostrando los drones.
El parche de electroadhesión pegado a los RoboBees funciona de manera similar a la forma en que un cabello se pega a un globo. Pero esto significa que los drones deben ser muy ligeros con el fin de adherirse a una superficie. Por lo que estos pequeños voladores deben pesar aproximadamente 100 mg, que es igual al peso de una abeja real.
El parche requiere alrededor de 1.000 veces menos energía para que se pose que la que requiere para flotar, y esto puede extender dramáticamente la “vida útil” del dron para realizar sus “misiones”, que podrían ser desde realizar vistas sobre zonas de desastre, la detección de sustancias químicas peligrosas o proporcionar comunicación en regiones remotas.
“Una de las mayores dificultades en la construcción de drones del tamaño de un insecto es que la física cambia drásticamente cuando trabajas en algo tan pequeño. Una gran cantidad de tecnologías que han sido implementadas con éxito en robots o drones más grandes, pero se convierten en poco prácticas en un robot tan pequeño”, dijo Sawyer Fuller co-autor y profesor asistente de Ingenieria Mecánica de la Universidad de Washington. “Nos inspiramos en los insectos voladores porque ellos ya han encontrado soluciones para estos retos”, finalizó.
Con información de Geekwire