Para celebrar el hecho, el Consejo de Europa y la Comisión Europea tuvieron la iniciativa de instituir un Día de la Protección de Datos Personales, el cual fue observado por primera vez un día como hoy, pero del año 2009.
En un principio, el día sólo se celebrara en Europa, pero en los años siguientes fue expandiéndose por Estados Unidos, Canadá y se popularizó también en América Latina.
En los últimos años se aprobaron leyes de protección de datos personales en países como Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay y más recientemente México.
Como primordial objetivo está la de concientizar a los ciudadanos sobre la importancia de proteger su privacidad y difundir sus derechos en el marco de la legislación vigente.
Algunas recomendaciones para los que empiezan a sentirse alarmados por su privacidad online pueden ser:
- Aprender a fracturar nuestra identidad digital. Utilizar estratégicamente distintas direcciones de correo, navegadores, tarjetas de crédito e incluso dispositivos para distintas actividades -la personal, la laboral y las compras online- ayudará a que sea más difícil cohesionar todos los datos que se recogen sobre nosotros.
- Los navegadores, dispositivos, aplicaciones e incluso redes sociales como Facebook suelen contar con funcionalidades que permiten a los usuarios ver sus datos cómo los ven los demás.
- La importancia de revisar con frecuencia las cookies de nuestro navegador. En dicha tarea pueden ayudar webs como whatismybrowser.org, que indican al usuario qué explorador están utilizando y dónde pueden encontrar la opción para ajustar las cookies.
- Leer la letra pequeña. Unos términos del servicio y política de privacidad más transparentes y claros son una reclamación constante; hasta que lleguen, es mejor leer con detenimiento las condiciones que aceptamos en los dispositivos, webs, redes sociales y aplicaciones que utilizamos.
Uno de los aspectos más importantes de tomar en cuenta sobre estos principios, es el postulado de la educación ciudadana sobre la importancia del respeto de este derecho, así como la obligación de los Estados de respetarla. Si la población no entiende o no comprende que aquello que se considere privado, íntimo o personal no puede ser vulnerado, conocido, publicado o refutado, no podrá exigirlo.
Una cultura responsable y de respeto al estado de derecho, privilegia a una sociedad y sus relaciones humanas. Mientras tanto, corresponde al Estado la protección de estos derechos.